La importancia de los espejos en el ambiente preparado Montessori

En un ambiente Montessori no suele faltar un espejo, que es uno de los elementos más característicos sobre todo en las primeras edades. Los espejos, en la etapa de 0 a 3 años, adquieren una vital importancia ya que nos aportarán al bebé una gran ayuda en cuanto a autoconocimiento. El bebé mientras practica sus primeros movimientos comenzará a reconocerse, su curiosidad por verse favorecerá también su desarrollo motor y podrá observar a través de él el resto del ambiente, así como la interacción de los adultos en el mismo. En estas edades, el espejo, además, suele acompañarse de una barra de apoyo que le servirá para hacer sus primeros movimientos para levantarse.

Cuando nuestro hijo más pequeño era bebé escribí un post acerca del espejo con barra que teníamos en el ambiente preparado de aquel entonces, podéis verlo en este post. 

Después de esta primera etapa, los espejos, en un ambiente Montessori, continúan teniendo su importancia. Los espejos de cuerpo entero servirán para que los niños puedan observar su cuerpo y cuidar de él, ayudándole a peinarse, vestirse o incluso sonarse la nariz entre otras actividades de cuidado personal.

Un espejo permitirá al niño poder observar su expresión corporal. Practicar los diferentes movimientos delante de un espejo ayuda no solo en el autoconocimiento sino en mejorar la capacidad expresiva de sus propios gestos faciales y corporales.

Un espejo permite también realizar ejercicios de vocalización para mejorar el habla. Esto adquiere aún más importancia si cabe en este periodo en el que convivimos diariamente con el uso de mascarillas y que imposibilita a los niños visualizar cómo se vocalizan los sonidos y las palabras.

Otra de las ventajas de tener un espejo es que automáticamente crearemos un ambiente con una mayor sensación de amplitud.

Según la disposición en la que pongamos el espejo y la fuente de luz de nuestro ambiente podremos conseguir incluso un ambiente mucho más luminoso ya que el propio espejo ayudará a reflejar la luz. Estos dos factores nos crearán un ambiente mucho más relajado que favorezca la concentración.

Los espejos nos permiten, además, poder observar el resto del ambiente. Existe una gran variedad a la hora de elegir un espejo. En nuestro caso nos gustó la idea de tener un espejo grande y rectangular, que se pudiese colocar tanto en vertical como en horizontal.

Nuestro espejo es de la tienda Hannun, una empresa comprometida al 100% con el medio ambiente y que fabrican muebles con madera recuperada o proveniente de bosques sostenibles sin aplicación de tratamientos tóxicos o barnices así como certificada FSC, PEFC, BCORP, PETA y Carbon Neutral, (ve aquí para ver qué significan todas estas siglas porque no tiene desperdicio).

Su producción está realizada por artesanos locales que realizan cada pieza a mano apoyando al pequeño comercio y a la economía de proximidad. Este espejo en concreto es el espejo Dania y está realizado en hierro fundido.

En Hannun tienen un modelo de producción «slow furniture», por eso cada pieza es realmente especial y se nota el cariño con el que está hecha a mano. La estantería de mimbre que está al lado del espejo también es de la misma marca y se trata de la estantería Nicia. Me encantó por la dulzura y la calidez que aporta al ambiente.

Al ser una estantería abierta es ideal para que los juguetes queden a la vista y estén accesibles a los peques. En ella hemos puesto juguetes de la marca Little Dutch que son juguetes de madera y tela con unos colores preciosos que aportan calma.

La dulzura de estantería contrasta con el espejo que aporta un toque más industrial, pero ambos tienen un diseño atemporal.

Con ambos hemos creado un rincón de juego en el ambiente donde los peques pueden sentarse a jugar mientras pueden ver su reflejo y el de los materiales con los que están jugando.